jueves, 1 de octubre de 2009

¡Múnich está en fiestas!

Bueno, como todos sabreis... ¡Múnich está en fiestas! y Chema, como no, ha tenido que venir para quitarse la espina de las de Perlora. No os voy a contar a vosotros de que va esto, así que me voy a dedicar a comentar las dulces e inocentes fotos que nos hicimos.

Todo comenzó de manera muy pulcra, con Chema diciendo: "¿Pero dónde me habeis traido? Os habeis confundido conmigo, esto no es para mí, este rollo no me va nada". Pero luego pedimos una ronda...


Hubiese podido ser un día cualquiera en el oktoberfest de no ser porque fuimos durante el fin de semana italiano, lo que implica miles de tio salidos con gafas gigantes y cinturones brillantes hablando sobre peperoooooni (creo que gran parte de Italia debe tener fotos conmigo). Esto es un dato a destacar ya que la segunda ronda de cervezas nos dejó fotografías de este calibre...


En esta foto cabe destacar al italiano con el pecho al aire, que Chema ya está empezando a aparecer borroso en las fotos y nuestra entrada en el modo amigos para siempre que viene asociado a las segundas rondas.

Requiere una mención especial el tío de la derecha, más conocido como el pedorro, un alemán que desde lo más profundo de su ser tuvo la amabilidad de camuflarnos el olor a borracho al mezclarlo con sus olores corporales.

Y aquí llegamos al momento en el que a Chema le dió por robar cerveza o beber la que nos dejaron pecho palomo y su amigo el tocatetaspordetrás. Y entonces, cuando menos lo esperábamos y Chema ya había gastado el cartucho de hacerse pasar por italiano para ligar, apareció (entre muchas otras) la chica de lo gris, o como Chema la llamaba: la de lo rosa, la de lo verde, la de lo marrón...

Con lo que no contaba Chema era con el ya citado efecto amigos para siempre (que como todo el mundo sabe, te hace ser simpático con todo el mundo), algo que los amigos gays de la de gris utilizaron como táctica: sacar conversación y distraer mendiante objetos estúpidos a un borracho para distraerle de su objetivo y que ella se vaya con su otro amigo.



Al final, la noche acabó con uno de los gays (que se subía a la mesa y se tocaba) intentando invitarnos a cerveza para intentar ligar y con Chema tirado en el suelo de cualquier parte haciendo la cucaracha, o como el decía: el perro (¿¿¿???) mientras que meaba (dos veces) al lado de la policía y buscaba a la de gris en cualquier lugar.

Y esta es la hstoria de como no volvimos al Oktoberfest.

PD: no me he olvidado de Quique, lo explicaré todo en la siguiente entrada.

2 comentarios:

  1. jajaja, me ha encantado el relato, sobre todo el momento Chema con gorro de vaca, gafas de payaso italiano... ¡es genial!

    (ein prooosit, ein prooosit...) :))

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  2. ¡¡¡qué grande!!!!! yo quiero irme de erasmus a munich!!! :D siii, esperamos la continuación ^^

    ps: chema volvió a su estado normal o se ha quedado borroso??

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