domingo, 1 de noviembre de 2009

Domingueros

Como buena erasmus que soy, he decidido hacer la entrega del martes durante la noche del domingo para así poder irme de juerga por los campos de Baviera (sí, se que he empezado muy mal las clases, pero es que volver cuesta... y que conste que estoy actualizando el blog ahora mismo por la misma razón).

Barajamos distintas posibilidades para el día del domingo, desde ir a patinar sobre hielo a Olympia hasta (creo, aunque a lo mejor me lo he inventado) hacer una excursión a Garmisch. A mi realmente me daba lo mismo, solo quería una excusa no ponerme a hacer los dibujos que tengo que presentar el martes. Al final, decidimos ir de visita a Chiemsee, el mar de Baviera, nada más y nada menos.



Como buenos domingueros aprovechando los últimos buenos días del otoño, madrugamos y quedamos a las 9 menos cuarto en Hauptbahnhof para coger un tren que nos llevase al lago (o al mar), en el cual finalmente comprobamos como era el puro acento bávarrrro (conclusión a la que llegamos porque no nos enterábamos de nada de lo que decían por megafonía y porque era mucho más facil de pronunciar); aunque desde que bajamos de él, no nos hemos podido quitar de encima el olor a boñiga de vaca.

Despues cogimos un barco para ir a la isla, donde, como en todo paraje bávaro que se precie, había un palacio de nuestro querido amigo Ludwig; en este caso el palacio-homenaje a Versalles, pero mucho más cutre. No voy a colgar fotos del palacio, para qué..., buscar en wikipedia Versalles, que es mejor. Además, como en todos sus palacios, lo más bonito siempre es el paisaje...


Domingueros haciendo fotos (al paisaje, por supuesto)

Durante el trayecto pudimos ver de todo, era de lo más ideal: había veleros, montañas, brumas, montañas con brumas y veleros, patos con máscaras y hasta vacas verdes (porque todo el mundo sabe que las vacas en suiza son moradas y en Baviera son verdes, ¿no?). Era todo un prau del norte como dios manda, pero del norte de verdad de la buena, y el atrezzo estaba a la altura del de San Vicente de la Barquera.


Bueno, la verdad es que lo único que hemos hecho durante la mañana ha sido andar por la isla, disfrutar del aire fresco del campo (porque despues de media hora ya nos habíamos acostumbrado al olor a caca), tomar los últimos rayos de sol del otoño e intentar pronunciar palabras o sonidos en la lengua materna de cada uno de nosotros (los escandinavos tienen unas vocales sacadas del infierno...grrr y a dios pongo por testigo que algún día podré pronuncirlas, pero ellos no pueden decir zanahorias, jeje).

Os dejo por aquí foticos de algunos amigos, que son más interesantes que el pseudo-Versalles. Me falta Cedric (el suizo al que intentaremos convencer de que las vacas en su pais son de color morado), pero solo tengo una foto suya... y Marie y él no salen muy bien :S.

Marie, Matteo y Jose
¿Quién necesita una playa cuando se puede tener una buena escalera de piedra?


David, Marie y Jose manteniendo una interesantísima conversación sobre como las vacas bávaras consiguen camuflarse entre la vegetación.

David y Fredrik
Tomando el sol, como buenos chicos del norte.


PD: ya os dije que la entrada siguiente iba a ser mucho más feliz... esta entrada se podría llamar Relax, Relax, Relax, jeje.

PD2: ahora de verdad de la buena, me pongo a dibujar... bueno, voy a hacerme la cena antes.

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